El amor, la fuente universal que todo lo rodea y que conquista a cada individuo para continuar con su constante creación, está al servicio de las fuerzas superiores. El ser humano, desde su infancia hasta su plena adultez, es guiado por las herencias de los padres y la fuerza que los mueve para continuar su vida en plenitud. El estar en pareja, también como anhelo, es una nueva experiencia, pues el amor se convierte en una hermosa conquista en la vida. El ser humano se desarrolla y logra, en un punto determinado de su vida, todos los logros más relevantes y luego llega el momento de crecer y así buscar la compañía de un igual para poder realizarse. 

La relación de pareja

La nueva unidad

Según Bert Hellinger, la relación de pareja es de amor: se da con amor y este es devuelto por el otro con un poco más; en ese intercambio, la felicidad aumenta y el vínculo se profundiza. El enamoramiento tiene una enorme fuerza que, como las olas del mar, no podemos controlar.

Para realizarnos como pareja, en este hermoso vínculo amoroso, debemos comprender, además, que son dos sistemas familiares mezclando todas las las herencias y lealtades.

El amor es la esencia principal en la pareja: es el bálsamo que calma la ira en los conflictos, ya que sin amor no hay solución. Los conflictos en la pareja son una necesidad para solucionar lo que no está resuelto, puesto que exige con su fuerza verlo y enfrentarlo. Dentro de la pareja, ambos están en igualdad de condiciones y tienen el mismo derecho a resolver, ya que el equilibrio puede venir de cualquiera de los dos. Si estamos enojados y nos distanciamos del otro, nos damos cuenta del rechazo que produce el conflicto o las emociones experimentadas, los malos pensamientos que inundan nuestra cabeza y justamente de ello nos hace mirar el pasado y la infancia.

Todo aquello que hemos arrastrado del pasado, los altos y bajos, los desórdenes sistémicos que se producen, provocan en ambos una constante forma de purificación. La necesidad de equilibrio, sumado a las fidelidades ancestrales en la relación de pareja, llevará a una solución para ambos. El trabajo sistémico nos ayuda a encontrar las respuestas para hacer un nuevo cambio, con una mirada respetuosa y una nueva filosofía de vida.

La fuerza masculina y la fuerza femenina ambas se unen para otorgar vida a la existencia del sistema familiar en su fusión de amor forman más creación, la unidad indisoluble que tiene un propósito y una historia ancestral. La fuerza más potente, más grande que viene de lo infinito se hace presente en hombre y mujer. 

Su fuerza desciende de la fuente creadora de vida, de Algo Más Grande se hace visible y presente con todo su amor a la humanidad.